España
Curriculums hormonados.
por Jesús Cobarro Jaén. 13/04/2018
Parece que ha sido un día movido en los diferentes parlamentos regionales de España. Verificaciones de los curriculums aportados por los políticos que ocupan escaños, para comprobar la veracidad de los mismos. Este “pequeño tsunami” ya se ha llevado por delante a un pobriño político gallego que se había autoadjudicado un título de ingeniero que no poseía. Del mismo modo aparece en Madrid, otro político con una licenciatura en matemáticas, que tampoco tiene. En algunos casos ni ellos mismos, dicen, sabían que en sus curriculums ponían esas titulaciones. Una de dos, o lo pusieron ellos mismos llevados por la vanidad o dejaron que el partido hormonase su historial profesional con el fin de justificar que estaban preparados para asumir esos estupendos y bien pagados puestos de responsabilidad política. A todo esto, seguimos sin ver el famoso trabajo Fin de Master de Doña Cifu; cualquiera de nosotros lo tendríamos guardado en el ordenador o encuadernado en una estantería de casa, pero ella no lo enseña y la URJC dice que pasados dos años los destruyen, norma que existirá, pero que me suena rara.
En mi opinión lo que está pasando es que estamos ante una hornada de políticos que entraron en política con 14 años y llevan casi 30 pisando moqueta y sin bajarse del coche oficial. Han ido asumiendo responsabilidades en sus organizaciones pero esto no ha ido acompañado por la adquisición de conocimientos para el buen desempeño de sus actividad política. Posiblemente el miedo o el sonrojo de haber llegado a un puestazo político con el título de Bachiller o poco más les incitó a la invención de unas titulaciones que nunca cursaron. Como le dijo Pepe Bono a Bertín Osborne: “Si quieres ser diputado, hazte amigo del que hace las listas en tu partido”. Es todo una gran torpeza y un gran engaño al ciudadano.
Lo peor, es que nadie habla de soluciones, todo lo contrario, andan examinándose unos a otros, sacándose los trapos sucios mutuamente. Cuando en Alemania descubrieron en 2011 que el ministro de defensa había plagiado sus tesis de doctorado y en 2013, la ministra de educación también fue descubierta con el mismo asunto, ambos no tardaron 24 horas en dimitir, pero además, los alemanes pusieron solución: desde entonces para ser doctor tienes que publicar tu tesis doctoral y ya llevarás cuidado, de que pueda comprobarse, que los resultados de tu investigación sean un plagio.
Pagan justos por pecadores, los buenos políticos, gente preparada, que se ve salpicada por el desprestigio total y absoluto en el que se encuentra la actividad política, “ese arte de buscar problemas, encontrándolos en todas partes, diagnosticándolos de forma incorrecta y aplicando los remedios incorrectos” (Groucho Marx).
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